LA UNIDAD: única estrategia de salida

Actualmente en Venezuela se vive una profunda crisis económica y social, originada por la evidente crisis política, que, manifiesta sus consecuencias después de más de 40 años. El origen sin duda, está basado más en la ausencia de principios y valores morales, que en las propias decisiones políticas. Tema asociado más en una idiosincrasia y una cultura, que difícilmente, trata de adaptarse a sistemas democráticos elevados.

Llegar a ese cambio de cultura necesita una ruta o una salida, para refundar no la República (es una retórica ineficiente), pero si la democracia en nuestra sociedad. Normalizar el ejercicio político, reivindicar la confianza en la sociedad venezolana, re-institucionalizar el Estado Venezolano, reeducar la sociedad y hacer descansar la República sobre el verdadero imperio de la Justicia y la Ley.

En un análisis superfluo, es claro que todos los venezolanos queremos una salida a esta catástrofe incalculable, y que reconocemos que el actual e ineficiente gobierno es minoría «absoluta» con un 84% estimado de rechazo. Sorprendentemente disgregado en posiciones diversas y aparentemente irreversibles de todos los que nos oponemos al gobierno. Luchas estériles de: abstencionismo versus participación, intervención extranjera versus golpes de Estado, marchas versus conspiraciones.

Erradamente vemos muchas tácticas sin estrategias, bien afirmaba Sun Tzu en ‘El Arte de la Guerra’: «Las tácticas sin estrategia son el ruido antes de la derrota». La característica de la oposición ha sido la improvisación constante. Un reaccionar ilusorio sin un verdadero plan. Ingenuidad política o beneficios tras esta postura. Cada uno analice con meditación y sin emocionalismo.

Bonaparte hablando de ello en ‘Máximas de la Guerra’: «En la guerra y en la política nada se obtiene sino por cálculo”. Todo lo que en sus pormenores no está profundamente meditado no produce resultados». «Dividir los intereses de una nación, es servirlos todos mal, es engendrar la guerra civil. No debe uno dividir lo que es de suyo indivisible».

La desesperación entendible del día a día en Venezuela nos hace perder la razón y el enfoque, reaccionando más por la sensación de rabia e impotencia, que por una sensata estrategia. Más que oponernos al gobierno realmente nos estamos dividiendo como nación. Acorralándonos en ideas de salidas rupestres y bárbaras que no llegan a nada. Vemos como enemigos a los propios sectores de oposición.

Nuestro enemigo no puede ser Guaidó, ni MCM, ni los que deciden ir a votar, ni Capriles ni los que se abstienen, ni los asilados ni los detenidos. Lo común nos lleva a ver como adversarios solo al gobierno y a nadie más. Calificativos que el gobierno puso en nuestra dialéctica y los usamos contra nosotros mismos; colaboracionistas, majunches, alacranes, radicales, extremistas, entre muchos. Conozcamos primeramente al verdadero enemigo, sus escenarios y establezcamos un plan.

Necesitamos una estrategia, Karl von Clausewitz, escribió ‘De la Guerra’, para estudiar sobre el arte de la estrategia y la táctica. Aunque basado en principios militares para la consecución de la misma se adapta a la política, aún define la guerra como » la consecución de la política por otros medios». Hagamos la guerra política con estrategia y sin improvisaciones.

La estrategia en parafraseo de Clausewitz no es más que el uso del combate bélico, para alcanzar el gran objetivo de la guerra, por medio de tácticas o acciones en la consecución de un plan de guerra. Enlazando el objetivo con el referido plan y estableciendo la campaña que lo permite alcanzar.

La importancia y consejo de Clausewitz sobre la estrategia es las magnitudes morales con que se desarrolla, siendo estas la audacia, la perseverancia, la persistencia, la astucia y la concentración de fuerzas (unidad). Al llevar este contexto se hace claro por qué el gobierno chavista se mantiene en el poder. Han Sido audaces, persistentes, astutos y se mantienen en unidad aún en medio del mayor rechazo histórico.

La audacia no es referida a valentía uosadía, sino referida a la genialidad y la creatividad de poder a la velocidad del rayo, modificar las acciones del plan constantemente según los escenarios políticos para alcanzar los objetivos. Nos ha faltado audacia en todo este transcurrir político de 20 años. Sin persistencia ni astucia. La persistencia en ser constantes de forma disciplinada. El propio Bonaparte daba como cualidades principales en un primer nivel la constancia y la disciplina, la valentía en un segundo nivel. Aún el libertador en su Manifiesto de Carúpano declaraba: «Dios concede la victoria a la constancia».

La astucia en este caso no está asociada a las triquiñuelas venezolanas, sino al saber operar en tiempo y esfuerzo.  Saber utilizar y atacar cuando es debido y defenderse con el objetivo de contra-atacar. Clausewitz sostuvo que, finalmente, para el cumplimiento de la estrategia «no haya una ley superior y más sencilla de la estrategia que esta: “Mantener unidas las fuerzas»

Escuchamos siempre que «la fuerza unida jamás será vencida», «en la unión está la fuerza». Pero no dejan de ser retórica discursiva, sino la empleamos en la práctica. Se hace necesario alcanzar una unidad superior. Esa unidad quedó demostrada por una buena táctica en las elecciones parlamentarias del 2015, pero, desaprovechada en la continuidad de una verdadera unidad. Enmancillada por objetivos particulares de pequeños grupos opositores.

Considero como única estrategia: Recuperar la unidad absoluta para enfrentar en una ruta democrática al gobierno, sin ceder los espacios de los estamentos públicos y del poder nacional, optar por la Asamblea Nacional, re-institucionalizar el Estado, y visualizar la esperanza en una salida unida. Adoptar la posición de esperar a que se hunda el barco para cambiar el capitán, es la demostración de no tener conciencia política de lo que sucede.

Como opositores, quejarnos de la catástrofe venezolana es ser redundantes, en reconocer silentemente que nos han faltado estrategias políticas para salir de la crisis. Más aún, dicta que no nos hemos dado cuenta de ello. Se acercan los momentos decisivos y una ha de ser la estrategia y uno ha de ser el plan. Enfrentando un enemigo audaz, pero si nos anticipamos, la ventaja estará de nuestro lado.

Que sea la unidad la única estrategia.

¡Vienen días mejores!

Ing. Alfonso Campos Jessurun

Secretario General Nacional – EL CAMBIO

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