ENTROPÍA DEMOCRÁTICA Y SALVAJISMO IDEOLÓGICO

Caducidad del Espectro Político

Para los que hacen vida en las ciencias aplicadas, el término entropía es conocido. La entropía no es más que el equilibrio natural que adquiere un sistema manifestando desorden. Sorprendentemente en la física y termodinámica puede ser cuantificable. En el ámbito social hay una definición asociada al grado de desorden en un sistema de gobierno.

Haciendo un análisis desde lo político, en el orden democrático, perentoriamente a la situación real de la región. La tendencia a la desestabilización social producto de la entropía política, que personalmente pienso viene como crisis desde los inicios de la propia democracia en Latinoamérica, se ha enmarcado siempre en las aspiraciones partidistas, sectoriales e ideológicas por garantizarse en el ejercicio del poder por sobre el entendido de amor a la libertad y la democracia.

La base del problema entrópico democrático, si se pude acuñar el término, parte de no entender que la democracia debe tener una generación o raza de dirigentes políticos con base de principios y valores, preparación académica e intelectual, y no puede basarse en apreciaciones populistas o en la aceptación de líderes carismáticos sin probidad.

Lo anterior lleva a perder la visión propia que ha de llevar los sistemas de gobierno a la estabilidad social, la confianza en el ejercicio político, acompañado con sensatez y ecuanimidad.

El caso de la hermana República de Bolivia, demuestra nuevamente la incongruencia de la democracia versus la idiosincracia y como no se miden las consecuencias del radicalismo, el cual tenderá en ignorancia política a llevar siempre al salvajismo, es decir; al Capitalismo Salvaje que devora desmedidamente lo social-económico, la auto justicia aria, la imposición por sobre el reconocimiento, enemigos generados por el altar ego. Pero asimismo el Socialismo Salvaje que engulle depravadamente lo institucional y sensato de la democracia sustentado en imaginarias persecuciones y enemigos mentales producto del resentimiento social.

Caso similar aunque en contraposición del espectro político, es la República de Chile, donde se observan fenómenos contrarios en una misma Región, demostrado así la caducidad de las tendencias ideológicas que no operacionalizan en gobiernos eficientes sino en sistemas innatamente desestabilizadores.

La ambición de poder, a ultranza del radicalismo conlleva a consecuencias conocidas pero siempre menospreciadas en un ejercicio maquiavélico de alcanzar el fin por sobre el costo de los medios. Como demócratas cristianos, o caminando en el espectro político de centro, deberíamos traer consigo sensatez en medio de una necesaria cordura como la única opción viable a establecer el limpio ejercicio político en Venezuela.

Pretender manipular las expectativas de un pueblo desesperado, frustrado y ya decepcionados, tomando como referencia la euforia boliviana a nuestra realidad, la cual es completamente distinta, es lanzar nuevamente a las calles la posibilidad de cometer errores de estrategias personalistas, que indicarían más la inminente desaparición política del radicalismo opositor, que ciertamente intereses por acabar con la crisis política venezolana.

En nuestra región estamos en medio de una entropía democrática manifestada en un salvajismo ideológico, dejando la claridad que el espectro ideológico político desde la ultra izquierda radical hasta la ultra derecha nacionalista solo exhibe los colores de las banderas bajo la cual se desarrolla el referido salvajismo. Ha caducado como líneas ideológicas políticas de gobierno.

El equilibrio que busca socio políticamente la región pasa por la manifestación de un desorden entrópico actual. Demandando una nueva raza política integra con principios y valores por sobre líneas ideológicas partidistas que puedan traer la verdadera Esperanza por el Cambio.

Ing. Alfonso Campos Jessurun
Secretario General
Esperanza por El Cambio

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